Partamos por escucharnos
María José Bosch Directora del Centro de Trabajo y Familia ESE Business School UAndes
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María José Bosch
Este domingo vivimos un momento que quedará en la historia, una gran mayoría votó por construir algo nuevo. Eso sí, construirlo es desafiante y requiere que desarrollemos confianza y ante todo logremos conversar, debatir y construir un proyecto común con personas que piensan diferente. Tenemos que reconocer que lo que entendamos por “mejor”, “bueno” o “justo” va a ser interpretado desde contextos diferentes y puede significar cosas completamente distintas.
Por un lado, tendemos naturalmente a confiar. Los seres humanos nacemos físicamente prematuros, por lo que necesitamos un cuidador desde ese momento. Esta dependencia gatilla que desarrollemos relaciones sociales desde nuestra primera hora en este mundo, lo que facilita el desarrollo de confianza.
Pero tanto como nuestro cerebro nace para desarrollar relaciones sociales, nuestro juicio es proclive a que veamos lo que queremos ver, lo que en psicología se conoce como el sesgo de la confirmación. Esto se refiere a que ponemos más atención y sobredimensionamos la información que confirma y apoya nuestras hipótesis o ideas sobre el mundo, mientras que minimizamos las discrepancias o las evidencias en contra de nuestros argumentos.
Por ejemplo, hace unas semanas el Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad del ESE Business School de la Universidad de los Andes publicó un estudio donde mostraba cómo personas de élite no eran conscientes de las dificultades que vivían otras clases sociales. En otro estudio del Centro Trabajo y Familia de la misma escuela, el cual dirijo, encontramos que los hombres no son conscientes de las dificultades y barreras que enfrentan las mujeres en su trayectoria laboral. Esto sucede porque vemos el mundo desde nuestra perspectiva, con nuestro contexto, nuestra educación y nos cuesta ver lo que vive el otro.
Es por esto que para desarrollar confianza y plantear diálogos es tan importante tratar de entender la realidad de la persona con la que hablamos. Pero es difícil, porque tendemos a juntarnos con personas parecidas a nosotros, a debatir con personas que piensan parecido a nosotros y a dar argumentos en los que el otro está de acuerdo con nosotros.
Si agregamos que nuestra estructura social produce que hay encuentros que son muy poco probables que sucedan, logar conversar, debatir e incluso toparnos con personas distintas a nosotros es aún más difícil. Lo cual aumenta los prejuicios que nos formamos unos de otros, por desconocimiento y por los sesgos de confirmación. Y caemos en los fáciles “ellos son”. Por otra parte, escucharnos, conocer el contexto del otro y entender lo que el otro quiere decir, no es fácil.
Es por esto que hoy tenemos un gran desafío. Personas de diferentes contextos (posturas políticas, formaciones, edades, sexo, y un largo etc.) tienen que poder dialogar, desarrollar confianza y construir un proyecto en común. Todos queremos lo mejor para Chile, pero para que Chile esté mejor, primero tenemos que empezar a escuchar al que es distinto a nosotros. Si partimos por ahí, podremos construir la que es nuestra casa común.